Es como si la naturaleza fuera casi una proyección suya. Imposible separar a la diseñadora Ignacia Murtagh de sus formas, texturas y atrevimiento, poderosa y determinada como ella.
Siempre supo que la creatividad era su camino, talento que también lleva a fuego en su ADN y que la ha impulsado a decantarse por la experimentación en la cerámica, escultura, madera y el mundo textil. Una amante de los objetos, sus manos terminan dándole a todo lo que toca un aire de contemporánea sofisticación.
Que nadie venga a decirle que algo es imposible, que nadie se atreva a opacar esa lucidez con la que observa las grietas de una piedra, el tallo de una hoja, los matices de un jardín, sus colores.
Diríamos que ahí comienza todo, y todo en su proceso ha tenido una razón de ser: observar y no sólo mirar; detenerse ante la majestuosidad de lo más simple; hallar la magia en cada cosa.
Una absoluta poeta material, reconocida en Chile, pero también por publicaciones de afuera. Phaidon, Architectural Digest y Forbes han sabido detectar su pasión y esa libertad que impregna cada forma que sale de sus manos o un nuevo y sofisticado proceso que supera sus propios límites.
La voz de Ignacia suena firme, pero no grita, a través de maravillosas formas escultóricas, que revelan un espectáculo de materialidades y color.
Su última muestra se llama “Encuentros”, una mirada, casi un tributo al lapislázuli, materia noble y sorprendente, bien chilena, capaz de desplegar un mundo de matices y sorpresas.
En ella, Ignacia logra unir su valor al del mobiliario, en piezas para ser contempladas o simplemente para sentarse a observar la naturaleza que la rodea. Esa misma donde comienza y termina su amor por el diseño.
#BravoAdDI
@ignaciamurtagh_
BRAVO! Diseño de autor: Ignacia Murtagh
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