Mucho blanco, mucho beige, ¿quién no se relajaría en una casa en que todo grita armonía? Una paz que la interiorista Francisca Varela, ha sabido interpretar a la perfección.
Quizás sea una parte de ella misma esa manera pausada de hablar, ese talento sin ruido lo que se traduce en su trabajo y especialmente en este proyecto.
El asunto es que aquí cada espacio resulta acogedor, mientras la luz se pelea por entrar dándole una elegante calidez a la casa.
Las maderas, muebles que juegan con la geometría y las proporciones; el arte contemporáneo, lámparas y texturas se integran perfectamente. Se llevan bien.
Sus habitantes, una familia con varios hijos, no se pelean los espacios, los hay de sobra, con tratamientos en muros, una entrada irresistible y una altura que te obliga a hacer “eye contact” con la madera.
@fvmdecoracion
Fotografía: @cristobalvaldes_foto