Proyectar un oasis en la mitad del desierto es un desafío interesante para cualquiera, pero cuando éste cayó en manos de nuestra socia y directora, Ignacia Salas, de @renovare.cl, resultó ser más que una aventura.
Acostumbrada a trabajar con rigor y método, se propuso transportar a cada huésped a un lugar nunca antes visto en la zona. ¿Ambiciosa?, sí, pero Ignacia tenía todo un argumento detrás.
Un hotel con más de 25 años de historia, se merecía una palabra que está más viva que nunca: conexión.
El uso del color fue innegablemente su interesante punto de partida.
La remodelación del desayunador y terraza reutilizó los colores de los años 70: mosaicos y cerámicos brillantes en contraposición con la arcilla del ladrillo anuncian un recuerdo, un especial dejavú.
Una repisa, larga y presente como un río, atraviesa los espacios repleta de suculentas que transforman el interior en un oasis. Y sobre ella, arte de de la chilena Maite Izquierdo en telas recicladas, cortadas como cortina, que la envuelven, creando una sensación de textura y movimiento muy interesante.
Objetos y más objetos, circundan el bar del hotel, el que esta arquitecto interiorista mantuvo en su diseño original, como una pieza que sigue valorando el pasado.
La iluminación precisa y delicada, solo contribuye a la sensación de magia que se percibe en este hotel, un emblema de nuestro desierto.
Iluminación: @sir.paulina y@fersucar_iluminacion
Sillas: @qilipdesign
Fotos: @cristobal_marambio
Arte: @maiteizquierdoa